Desde la más remota antigüedad, el hombre utiliza las llamadas plantas aromáticas. Por sus cualidades medicinales, por su valor culinario o, simplemente, por su aroma, estas plantas y flores han estado presentes en la vida de los seres humanos desde el principio de los tiempos y seguirán estando por mucho tiempo.
La variedad de plantas aromáticas existente es monumental. Entre las más valiosas por su olor, destacan las lavandas, en sus variantes stoechas y angustifolia. Ambas producen bellas flores moradas y un inconfundible aroma que, desde hace siglos, cautiva a los fabricantes de cosméticos y perfumes.
También entre las aromáticas hay que señalar la importancia del romero, tan extendido en España, que puede ser rastrero o de porte elevado, officinalis.
Otra especie de larga tradición aromática es el incienso, de marcado carácter ceremonial y muy apreciado por su simbolismo. La melisa, la artemisa o hipérico, la hierba luisa o verbena también son muy destacadas.
Culinarias y medicinales
Buena parte de las plantas aromáticas son apreciadas por su valor en la gastronomía o por su carácter curativo. Entre las primeras, hay que reseñar el eneldo, el estragón, el laurel, el perejil, el cilantro, la salvia, el tomillo, el orégano, la hierbabuena y la delicada albahaca. Todas ellas, en verde, secas o molidas, son perfectas para condimentar salsas, comidas o incluso bebidas.
Entre las segundas, las que se consideran medicinales, conviene contar con la manzanilla, la menta poleo, la árnica –ideal para los golpes-, la ruda o la valeriana.
Conocidas desde tiempo atrás, estas plantas son la base para elaborar infinidad de preparaciones, desde pomadas a infusiones. Sus principios activos son bien conocidos por las farmacéuticas.
En nuestra empresa, contamos con una importante representación de estas variedades, tanto aromáticas como medicinales. Sus aromas, sabores, texturas y colores hacen de ellas las plantas perfectas para cualquier jardín. También, por su rendimiento comercial, son cultivos interesantes a gran escala.